Así como cualquier acción en el campo humano está sujeta a múltiples miradas e interpretaciones, la actividad empresaria debe lograr la aprobación de los distintos públicos clave si busca alcanzar la sustentabilidad. La Responsabilidad Social Empresaria (RSE) requiere, de hecho, una gestión orientada a los grupos de interés. No obstante, existe una diferencia significativa entre usar la RSE como un atributo competitivo y, por otro lado, adoptar la RSE como un modelo de gestión empresarial. Por Fernando Passarelli, coordinador de VALOR, RSE+Competitividad, para la Revista Mercado.
En el primer caso, las acciones serán periféricas y buscarán compensar impactos generados por el modelo de gestión que, en esencia, busca generar rentabilidad sin atender a los impactos generados en las dimensiones sociales y ambientales. En el segundo caso, la adopción de la RSE como un modelo de gestión empresarial requiere repensar el negocio en forma integral, identificando las fuentes de creación de valor y rentabilidad, y analizando los impactos que las mismas ejercen sobre los públicos clave.
Cuando la crisis se convierte en el argumento para discontinuar las acciones de RSE, es posible identificar cuál es el estilo de liderazgo de esa empresa y cuáles son sus prioridades. El mundo empresario está revisando nociones como “devolver a la sociedad lo que la sociedad nos dio” ó la “licencia social para operar”. Ambos modelos, presentan ideas sujetas a reiteradas críticas: ¿Es consistente que las empresas generen compensaciones en la sociedad y el ambiente sin antes agotar las posibilidades de evitar los impactos negativos que generan? ¿No estaremos con estos enfoques contribuyendo a una especie de clientelismo privado tantas veces criticado en el ámbito político?
Las principales tendencias globales de sustentabilidad como el Pacto Global de Naciones Unidas, la Guía de RSE ISO 26.000 o las Líneas Directrices de Derechos Humanos y Empresa, han incorporado el enfoque preventivo como forma esencial de abordar la gestión responsable. Se espera entonces un liderazgo empresarial que no sólo utilice la gestión responsable para superar exitosamente la crisis, sino que lo haga convencido de que es el modelo de gestión corporativa requerido y apropiado para generar recursos y vínculos que fortalezcan su competitividad global en el largo plazo.
Fuente: Revista Mercado – Enero 2015
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