Grandes y pequeñas que van de la mano

Para mejorar la calidad, innovación y el cumplimiento de normas laborales y ambientales en su cadena de valor, grandes compañías impulsan programas de desarrollo de proveedores. Estas iniciativas, que incluyen desde capacitación en temas de gestión, hasta financiamiento para adquirir tecnologías, se multiplicaron a partir de la necesidad de sustituir importaciones e incorporar mayor porcentaje de componentes locales a la producción. Son varias las grandes firmas y organizaciones que, en la Argentina, impulsan este tipo de programas. Entre otras, Pan American Energy (PAE), YPF y hasta la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
En agosto de 2012, YPF lanzó el programa Sustenta, con el objetivo de mejorar la productividad, competitividad y calidad de sus proveedores locales. El primer paso de esta iniciativa es hacer una evaluación diagnóstica, que “hasta el momento, alcanzó a 234 de los casi 400 proveedores nacionales de la petrolera, lo que representa el 33% de las compras totales de la compañía”, explica Carlos Matus, gerente de Desarrollo Sustentable de Proveedores de YPF.
Este diagnóstico permite conocer la situación de cada pyme en cuanto a capacidad de producción, grado de innovación y condiciones laborales, entre otras variables. Y, a partir de allí, se implementan distintos módulos que van desde herramientas para la diversificación productiva, innovación tecnológica, eficiencia, optimización de la calidad y generación de nuevas empresas.
La Firma Blok Oil, fundada en Neuquén en 1991, por el ingeniero en Petróleo Julio Blok, es una de las pymes proveedoras de YPF que participa de Sustenta. Hoy, emplea a 35 personas y su actividad principal es operar un equipo de “snubbing” (que permite bajar y subir cañería del pozo), para trabajar en pozos con altísima presión. “A través del programa, YPF nos financió parte de la compra del equipo, que tiene un valor de u$s 5 millones y fue construido en Dubai por una firma canadiense”, cuenta Walter Blok, director de esta pyme e hijo del fundador.
“Gracias a este crédito pudimos traer el equipo al país, ya que no hubiésemos conseguido financiación bancaria dado que es una actividad de riesgo y desconocida por los bancos”, dice Blok. En la actualidad, la maquinaria se encuentra funcionando en el yacimiento de Vaca Muerta.
Además del crédito, Blok accedió a algunos cursos de capacitación. “El resto de las firmas petroleras se maneja mayormente con proveedores internacionales, ya que los contratos vienen digitados desde el exterior”.

Valores en cadena

El Programa Valor, RSE + Competitividad, impulsado desde la AMIA, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), lleva cinco años, y han participado más de 100 pymes.
“El objetivo general del proyecto es incrementar la competitividad y oportunidades de mercado y difundir prácticas de responsabilidad social y ambiental en las pymes”, destaca Fernando Passarelli, coordinador del programa.
La iniciativa está enfocada en nueve cadenas de valor en rubros como bancos, automotrices, construcción y laboratorios medicinales. Y se trabaja con las pymes proveedoras de estas empresas (como Loma Negra, Novartis, Banco Galicia, Irsa, Monsanto, Toyota, Invap y PAE) a partir de la consultoría y asistencia técnica, en los distintos aspectos (calidad, gestión de riesgos, eficiencia energética).
En el marco de este programa, Thermodyne Vial, proveedora de la cementera Loma Negra, es una de las pymes pioneras en presentar un Informe de Sustentabilidad.
En 2011, esta pyme familiar con 50 empleados, presentó un plan de sustitución de importaciones junto a otras pymes, para llegar a un 35% de integración local en los vehículos y equipos que se usan para minería y construcciones viales.
“Dentro del plan de Responsabilidad Social y Ambiental, que definimos con el asesoramiento de consultores del programa Valor, se incluye un código de conducta, un protocolo familiar, un plan de ergonomía, iluminación y ahorro energético», destaca Jorge Tarazaga, presidente de la firma. Asimismo, la firma tiene un programa de reducción de impacto ambiental, gestión de ruidos y residuos.
Una jornada al año, los colaboradores de la firma participan de “El día del bien”, una iniciativa del grupo Camargo Correa, que consiste en hacer tareas voluntarias en instituciones de la comunidad, como pintar una escuela, o mejorar las instalaciones de un comedor infantil. Por otra parte, comenzaron a realizar encuestas de clima (público interno) y de satisfacción de los clientes. Y además, “se formalizaron procesos y perfiles de los puestos a cubrir, algo que no teníamos sistematizado”, cuenta el empresario.
“Creemos que la responsabilidad social no consiste en donar y hacer acciones para la comunidad cuando la empresa está ordenada y tiene ganancias, sino que es un camino de mejora contínua y una forma de trabajar que nos fortalece aún en momentos difíciles», dice Tarazaga. “No lo hacemos por marketing, sino que es una acción sustentable en el tiempo”.
La empresa fue fundada en 1947 por Cristóbal Tarazaga, como un taller de reparación de máquinas viales y vehículos de transporte. La relación con la fábrica de cemento fundada por Alfredo Fortabat (hoy parte del grupo brasileño Camargo Correa), data de su fundación. En la década del ´60 se especializó en los servicios de venta y posventa de camiones Mack de gran porte, que se importan desde los Estados Unidos. A fines de los ´70, tras la muerte de su fundador, la compañía quedó a cargo de Jorge Tarazaga y sus hermanos.

Por María Gabriela Ensinck
Fuente: El Cronista 20/03/2014